jueves, 8 de mayo de 2014

Ensoñación

“De repente, el cielo se volvió naranja. Miles de destellos de luz disparados desde un punto ignoto en el cosmos. Un manojo de lanzas incandescentes acuchilló la atmósfera, provocando infinitas explosiones en milésimas de segundo. Luego fundido en blanco. La nada. Ceguera absoluta. Y vuelta a empezar, de nuevo los destellos.

Me levanté del sofá y traté de abrir una ventana, me preguntaba si aquello no sería una ensoñación. Y me vi en picado, diminuta, en un terreno desierto, y al mirar hacia arriba el horror de aquel crepúsculo final, el último de la historia de la Tierra, tan aterrador como magnético.

Después, el huracán.

Cerré como pude y volví a sentarme, exhausta y perpleja. No quedaba nada. No existía la vida más allá del salón de mi apartamento en la sexta planta de un edificio a las afueras de la ciudad. Tan sólo el caos. Sombras familiares, infantiles, me acompañaban en aquel tránsito.

Si era el final de todo, ¿por qué sentía tanta energía en mi interior? ¿Por qué me causaba placer haber asistido a tan devastador acontecimiento? Jadeaba sin parar, con los brazos extendidos a ambos lados de mi cuerpo. ¿Qué haría a partir de entonces? "




(Escrito el 03/02/2009)

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